lunes, junio 11, 2007

con todo mi ser

Yo podría recordar, yo recuerdo, pero recuerdo una maraña de acontecimientos, palabras, gestos, sonidos, movimientos.

Una maraña.

Ver, oír el cinismo de frente. La contradicción, la mentira. Él seguramente no le llamaría así. Yo sí. Yo veo -oigo- como alguien tiende uno tras otro velo para revolver palabras y silencios, para decir lo que desea sin hacerse responsable de eso. Yo veo, sobre todo, contradicción, mentira. Yo veo cobardía. Yo veo que él dice las cosas que desea, él las propone como quien (él) dice que quiere pastel utilizando las palabras: ella quiere pastel.

Yo sigo el juego, yo lo sigo hasta cierto punto. Quiero ver hasta donde llegará con ese cinismo. Yo oígo que habla de taoismo para justificar ese comportamiento que a todas luces le incomoda. Se contradice. Habla de espiritualidad mientras sólo piensa en un par de cuerpos. Yo pienso en asumir eso, yo sé lo que dice, lo oí antes, reconozco en sus palabras lo que no dicen pero él sí quiere decir, y vaya si lo dice. Con su cuerpo. Y yo pienso en seguir ese juego. Pero no, no puedo, no pude, no quise, no me salía, no me aguenté. Porque yo no puedo, no pude, con esa contradicción, con los pañuelos de palabras que dicen una cosa y luego la niegan. No puedo con ese frío y ese vacío, con esa ausencia de besos. No puedo con las palabras hoscas. Yo quiero llorar, y oculto mi rostro en un abrazo. Yo detengo sus manos y le digo todo. Yo trato de hacerle entender, y veinte veces le digo mi verdad, y veintiún veces él me dice que yo dije lo que no dije. Él no entiende, o acaso no quiere entender, demasiado ocupado en sus remordimientos, en los remordimientos que crían sus contradicciones. Él se levanta, se va. Yo siento ganas de vomitar, quiero vomitar con todo mi cuerpo, desde la punta de la cabeza hasta la punta de los pies, quiero vomitar, quiero llorar gritando, quiero vomitar este vacío, me da asco su mentira, su contradicción. Me asquea la forma en que dobla las palabras para decir
lo que está diciendo sin sentir que lo está diciendo.

Quiero vomitar este vacío, quiero vomitar esa intromisión suya en mi intimidad que yo permití. Quiero vomitar mi actitud y mi estupidez. Mi debilidad ante la soledad. Yo sé, lo asumo, yo sé, por eso lo detuve, pero igual quiero vomitar, me duele algo por dentro, mis brazos quieren vomitar, y yo quiero llorar, no quiero comer nada, quiero vomitar todo, la noche de anoche y otras noches y otros días y otras noches y ese pasado y estos ojos que no me permiten verme bien, y estas ideas estúpidas y patéticas que no me dejaron mantenerme al margen de algo que yo sabía me haría mal.

Yo quiero salir corriendo pero aún está oscuro...él vuelve y yo hablo y hablo y hablo, y digo todo lo que pienso y él calla, y no me importa lo que piensa. Yo lloré al borde de la cama, con rabia. Él hablaba y yo me sentía como un objeto, una cosa. Yo tenía rabia conmigo. Yo quería - quiero- vomitar.

Este vacío.

Pero yo sé, yo sé, yo necesité, necesitaba esta sacudida.

Yo quiero liberarme de estos vacíos y silencios acumulados.

Yo quiero vomitar con todo mi cuerpo, con todo mi ser, y luego llorar, y luego respirar tranquila y en paz.